☾
domingo, 19 de agosto de 2018
No entiendo los porqués. No entiendo los para qués. Me cansa la mandíbula, la coronilla, los hombros, las vértebras. Cada una de las vértebras. Me entume los tobillos y me hormiguea los dedos. Cada uno de los dedos. Me arranca los cueros de alrededor de las uñas. Me muerde las uñas. No entiendo y me cansa no entender. Me agota, me agobia, me atonta. No entiendo los No y tampoco los Sí. ¿Qué me lo impide? ¿Prejuicios? ¿Miedo? ¿Inestabilidad? ¿Cuántos tipos de inestabilidad? Hay mucha energía en desgaste basada en actos totalmente innecesarios. Me sorprende lo inmenso de la innecesidad de tales hechos. ¿Me estoy quejando? ¿o me estoy justificando? Estoy agradecida por lo que soy, por lo que doy. Pero no entiendo tanta falta de empatía. Tanto ego. Tanto yo, yo, yo. No entiendo las injusticias. No entiendo la indeferencia. No entiendo las no sonrisas. No entiendo los celos irracionales. No entiendo los problemas de pareja. Si ya estamos juntos y nos queremos ¿por qué peleamos? No entiendo las mentiras. No entiendo el menorizar ni el subestimar. No entiendo tantas actitudes inncesarias del ser humano, no entiendo por qué son normales, no entiendo por qué todos hemos sido unos pendejos alguna vez. Unos ignorantes, unos malagradecidos, unos groseros, unos que solo piensan en sí mismos, unos que rompen corazones, que mienten, que hacen a un lado. No entiendo los vicios, las recaídas, las terapias psicológicas. No entiendo el arte, no entiendo la ciencia, no entiendo la física y menos las matemáticas. A veces no entiendo ni las propias palabras del que se supone es mi idioma nativo. Pero lo que más disfruto no entender son los escalofríos, los orgasmos, la piel de gallina, inflarme por dentro, sentir un algodón de azúcar en el pecho y que me jalan los cabellos de la cabeza hacia atrás. Todo lo que me provoca la pasión. Lo que más disfruto no entender es la pasión y el amor. El amor.
lunes, 24 de julio de 2017
Quisiera una barita mágica
No quiero que me hables pero quiero que me pidas perdón. No quiero verte pero quiero que estés arrepentido. No quiero volver a saber de ti pero quiero que te vaya bien. No debería necesitar de tu perdón pero cada que recuerdo lo horrible que me ofendiste siento que no puedo respirar. Cada que pienso en ti me dan ganas de vomitar. No porque me des asco, sino porque me pone mal (ya hasta físicamente) el solo pensar en tu presencia y que me recuerde a lo que pasé. No estoy segura si todo esto fue abuso psicológico y de verdad me dejaste traumas pero no me siento nada bien. Espero este sentimiento pronto termine y vuelva a poder concentrarme en lo que realmente importa y en cosas que me hagan bien. Ya quiero despertar de esta pesadilla. Me da miedo no poder superarte nunca. Me da muchísimo miedo vivir así para siempre. Que pasen los años y yo siga apendejada con la idea de que todo se justifica porque te amo. No te amo. Nunca debí amarte. Ni siquiera debí responderte el primer aquél texto que me enviaste. Nada. No debió pasar nada. No debí conocerte. Ya no sé cómo voy a querer si es que algún día vuelvo a querer. Ya no siento que tenga la habilidad de estar con alguien y respetarlo, adorarlo, estar feliz a su lado. No sé si algún día pueda. Ya no quiero tener miedo. Quiero que te vayas para siempre de mi vida. Quiero borrar todo. No he estado ebria desde la última vez que te vi (hace una semana) y siento que me está matando. Tal vez también tengo problemas con el alcohol. Como si me faltaran problemas. Pero el alcohol es lo único que me hace olvidar por un rato todo lo horrible, lo triste, lo oscuro, el dolor, la tristeza, el sufrimiento, el daño. El alcohol me hace reír, bailar, cantar, hablar sin pena, socializar. Lo que me cuesta tanto trabajo sobria. Quisiera una barita mágica que borre todos los males de mi mente, de mi alma, de mi corazón. Yo tenía un corazón tan inocente y tan puro antes de conocerte. No creí que fuera capaz de lo que hice. Lo que me hice. Ya no quiero hacerme daño. Quiero perdonarme. Me hice mucho mal. Quiero quererme. Amarme. Valorarme. Me extraño. Me hago mucha falta. Quiero hacerme feliz. Sé que algún día, no sé cuándo ni cómo, pero voy a perdonarnos. Y seré feliz. Muy feliz. Y todo va a cambiar. Y todo va a estar bien. Y por fin voy a poder estar sin ti y tú sin mí. Y todo va a estar bien. Todo va a estar bien.
lunes, 17 de julio de 2017
Carta para quien me rompió la vida
Hola,
esta carta es para ti. Con todo lo que no te pude decir por miedo o vergüenza o
por falta de oportunidad. Porque durante estos dos años hemos tenido muy pocas
ocasiones en las que nos quitamos las máscaras y enfrentamos la realidad. Para
ti que me has destrozado de una y mil maneras. Desde un principio supe que todo
estaba mal. Que relacionarme contigo estaba mal, fuera de la manera que fuera.
Siempre supe que ya estabas en una relación, eras imposible para mí. Lo raro es
que siempre fui consciente de que no ibas a terminar con ella. Y lo peor es que
eso dejó de importarme. Lo que no soporté fue tomarte de la mano y acariciarte
el rostro y pensar en que ella puede hacer eso todo el maldito tiempo que
quiera. Y yo tuve que esperar 21 meses para poder hacerlo. Muchas noches lloré
hasta quedarme dormida. Y no era la primera vez. No eres la primera razón por
la cual lloro todo un mar de lágrimas. Sin embargo, esta razón es la peor que
he tenido en mi vida. He estado mal, muy mal. Se me olvidó la moral, se me
olvidaron los valores. Perdí todo lo que me hacía ser buena persona, buena
mujer, todo por estar contigo. Aunque sea un ratito. No soporto la idea de que
te dejé hacerme todo el daño que tú quisieras. Según tú me hacías daño para
alejarme y que te dejara en paz, como tu mecanismo de defensa, pero al
protegerte a ti a mí me partías el alma en pedacitos. Pedazos que he tratado de
cocer a base de vicios y personas que no han sabido reparar el dolor o llenar
el vacío porque simplemente no eres tú. No son ellos los que deben sanarme.
Incluso tú tampoco podrás sanarme nunca. Yo voy a sanar solita el día que pueda
escuchar tu nombre, verte pasar y no sentir que se me doblan las piernas y que
se me va el aire. He tratado de huir de ti de mil maneras. Nada funciona porque
siempre nos volvemos a encontrar. Hacerte el amor y que tú sólo me cogieras
también dolió mucho. Besarte hasta el alma y que tú sólo pusieras tus labios
con los míos. Quiero arrancar tus recuerdos y tus mentiras y todo lo que tenga
que ver contigo. No entiendo por qué me hiciste esto. Por qué me hice esto. El
rencor y el odio estuvieron presentes por un buen rato. Quería hacerte daño.
Que sufrieras más de lo que yo había sufrido. Pero ya no. Me di cuenta que no
me haría sentir mejor en ningún nivel el hecho de que tú estuvieras igual de
mal o peor que yo. Dejé de mentarte la madre mentalmente y empecé a pedirle a
Dios por ti. Le pedí que me ayudara a soltarte. Que te cuide a ti, a ella, a tu
familia. Que cuide todo de tu vida. He pedido que te pasen puras cosas buenas y
que te vaya bien en todo. Y eso es lo único que quiero, que te vaya bien, que
te des cuenta de que en realidad nunca necesitaste nada de mí porque ya tenías
a una persona que te ama y respeta y haría todo por ti. Ya eras de alguien y
alguien ya era para ti, no había necesidad de buscarme o hacerme creer que
serle infiel se justificaba porque sí era amor. Nunca te voy a creer que nos
quisiste a las dos al mismo tiempo. Nunca te voy a creer que sí era amor. De mi
parte sí lo fue. Por ahora lo único que quiero es pedirme perdón. Y, de hecho,
también te quiero pedir perdón a ti. Sé que te causé problemas y algo de
desmadre en tu vida. Pero nunca quise hacerte daño. De ningún modo. Espero
podamos salir de esta. Cada uno a su manera. Y que pronto dejemos de chingarnos
la vida. Ya nos dimos muchos putazos emocionales. Como que ya fue suficiente
¿no? Ambos debemos seguir nuestros respectivos caminos, el uno sin el otro. Sé
que vamos a estar bien. Gracias por los (pocos) buenos momentos que tuvimos.
Aprendí a desconfiar de la gente y a no creer tan fácilmente pues cualquiera
puede mentir o exagerar una verdad. Deseo de todo corazón que tu vida esté
llena de logros y éxitos y que tú y tu novia sean muy felices.
sábado, 13 de mayo de 2017
Pecado
Por razones desconocidas. El destino. Casualidad. Por andar de calientes o necesitados. Porque nos amamos aunque no debamos. Nada más porque sí. Hicimos el amor. O al menos lo intentamos. Es tan prohibido que ni siquiera pudimos hacerlo bien. Eran muchas variables que no nos permitían dejarnos llevar. Salí de mi casa con la mentalidad de que no pasaría nada. Luché un par de batallas contra mi propia voluntad diciéndole que no era necesario, que no era lo correcto. Que no debía pasar de una noche de copas y risas y música y amigos. No más. Pero pasó. Se nos olvidó que sólo eramos amigos. Te reíste en mi cara cuando te dije que los amigos no se besan. Ni siquiera amigos somos. No somos nada. No tenemos nada. No tenemos más que recuerdos y dolores parecidos pero con versiones muy distintas. Me pediste que no fuera tan dura conmigo misma. Que no me dijera que yo hice muchas pendejadas por ti. Que no fue así. Que tú tenías la mayoría de culpa. Y aunque sé que es verdad (como muy pocas cosas que salieron de tu boca) ni siquiera me sentí mal cuando aceptaste las mentiras. Me enfoqué más en lo que me hacía feliz. En ti diciéndome que sí te gustaba. Que sí me querías. ¿Sí ubicas que lo que hicimos fue pecado, cierto? Yo no quería faltarle al respeto a Dios. Ni a tu relación. Ni a ti. Mucho menos a mí. Quería hacer algo sin importar las consecuencias. Quería tenerte entre mis brazos y que no importara nada. Ni toda la mierda que me hiciste. Por supuesto, como el papel que te toca minimizaste todo lo malo y en tu versión no me trataste tan mal. Sólo eran mecanismos de defensa, dijiste. Yo también tengo mecanismos de defensa pero contigo jamás los use. Aunque quería no podía. Tienes un puto poder inmenso en mí que jamás voy a entender. Me haces tanto daño y me cuesta trabajo creer que ya no me importa. Además ya no duele. No de la manera en que debería doler. Debería estar sufriendo y estar haciendo algo por alejarme de ti. ¿Bloquearnos? ¿De qué sirve si tienes las putas agallas de hablarle a mis amigas y hasta a personas que ni les hablo para estar chingando? Podremos bloquearnos de cualquier tipo de contacto posible pero el sentimiento ahí está. Y ahí estará hasta que lo permitamos. Anoche fuiste más sincero que nunca. Nunca te había escuchado tan serio. Nunca te había creído. Pero esa noche por alguna razón lo hice. Te creí al menos la mitad de todo lo que dijiste. No me quedaba de otra. Tenía que admitir que por más pendejo que sonara todo, yo quería que todo eso fuera verdad. Y te creí solo por eso. Porque deseaba con toda mi alma que fuera verdad.
martes, 12 de abril de 2016
Quiero, quiero, quiero.
Quiero querer algo. Quiero querer tener ganas. Quiero motivación. Quiero que al menos algo tenga un poco de sentido. Quiero no sentirme miserable. Quiero no haberle roto el corazón al muchacho que sólo quiere lo mejor para mí. Quiero darme oportunidades. Quiero perdonarme, entenderme, valorarme. Quiero conocerme. Conocerme a tal grado de que absolutamente nada ni nadie me afecte. Ni comentarios negativos, ni miradas matadoras, ni decepciones. Quiero necesitarme. Quiero sentir que soy suficiente. Quiero hacer lo que amo y amar lo que haga. Quiero sentir. Quiero ser. Quiero sentirme útil. Que sirvo aunque sea para un mínimo de actividades. No sé quién soy. No sé qué quiero, ni a quién quiero, ni cómo quererme. No sé a dónde voy. No sé si necesito ir a un psicólogo o a la iglesia. No sé a dónde pertenezco. No sé cómo dejar de pensar en lo que sería. No dejo de decepcionarme. No dejo mis malos hábitos. No dejo de avergonzarme no sólo frente a mí sino frente a personas que intento querer. Mis intentos de mejorar sólo quedan en mi mente. Mis acciones no dicen nada. Porque no las hay. No hago nada. Pierdo mi tiempo en distracciones que sólo me hacen sentir cada vez menos. No pensé que se pudiera estar tan vacía y perdida. No pensé que mi vida sería así a los 19 años. Estoy cansada de fingir. Yo no soy así como ustedes piensan. Yo no soy nadie porque no sé quién soy. No he llegado a conocerme. Quiero que llegue el momento en que me conozca a la perfección y mis acciones hablen por mí. En el que no me tenga que justificar por nada ni conmigo ni con nadie. En que haga lo que sueñe, lo que quiera, lo que desee. En que no me importe el qué dirán o decepcionar a alguien más. Que sólo me importe decepcionarme a mí para ver en qué puedo mejorar esta vez. En que no me rinda al segundo intento. Que pueda estar orgullosa de mí a pesar de no haber logrado tanto. En que deje el puto miedo de fallarme y que me fallen e intentar, intentar, intentar. El miedo me tiene paralizada. No sé en qué momento me volví tan cobarde. Quiero no ser cobarde. Quiero rebelarme ante al mundo, pero sobre todo, ante mí. Quiero aprender. Aprender, aprender, aprender. Eso es lo que más me hace falta. Aprender sobre el mundo, pero principalmente, aprender sobre mí. Aprender a ponerme como prioridad por amor propio y no por egoísmo. Y ya cuando aprenda lo suficiente de mí, aprender de las personas. Aprender a quererlas, a respetarlas, a valorarlas. Aprender que todos se equivocan y que está bien si no me soportan o si no me quieren. Aprender a decir "no" y a aceptar los "no" de los demás. Aprender a tolerar, a perdonar, a callarse la boca cuando no se sabe por lo que está pasando el otro. Aprender a dejar de lado la indiferencia, el orgullo, la dignidad. Porque son cosas ridículas que sólo te hacen perder el tiempo y personas. Espero que pronto pueda dejar de lado mis miedos, debilidades y todo lo que me hace ser como no soy en este momento. No seas como yo. No te dejes de querer y satisfacer. Conócete. Apréndete. Estúdiate. Pero nunca te dejes, ni te pierdas, ni te detengas.
viernes, 1 de abril de 2016
Para mi yo de 8 años.
No te asustes. Sé que no entiendes nada pero yo te voy a explicar qué pasa. Hay muchos cambios y muchas cosas que no entiendes. Sobre todo muchas expectativas que piensas son las correctas y que precisamente así ocurrirá tu vida. Perdóname, mi niña, pero no. No pasará como tú esperas. No llegará papá al anochecer. Llegará si a caso cada mes. O tres meses. Nunca sabes. Pero tú debes seguir. Debes entender que lo único que tienes que hacer es estudiar mucho. No les tomes importancia a las niñas que te hacen sentir mal por tu físico. Tú eres más inteligente que ellas. En tu cuarto grado de primaria sacaste 10 en todas las materias y ellas no. No es por competir pero realmente sí eres mejor que ellas. ¿Sabes por qué? Porque tú no haces sentir inferior a nadie. Porque tú eres muy amable y lo único que quieres es ayudar. ¿Verdad? No te sientas tonta. No lo eres. Eres miles de cosas, pero tonta no. Eres tus juegos favoritos. Te encantan los videojuegos aunque llores cuando te gana tu hermano. Sé que eres muy vulnerable y sensible. Pero créeme, no tiene nada de malo. Después extrañarás el hecho de sentir tanto por cosas tan simples. No importa si al niño que te gusta no le gustas. Háblale. No sientas que te va a rechazar por fea y gorda. Eres muy interesante y tendrás de qué hablar. Háblale a todas las personas que piensas te podrían caer bien. Aléjate de los que se burlan de otros y los dejan en vergüenza, sólo quieren atención. No le hagas caso a la psicóloga que te dijo que sólo te sentías sola y que le dijeras a tu hermano que juegue más contigo. Ella no entiende. A ti lo que te hace falta es entender por qué papá ya no llega a casa. Pero te cuesta mucho aceptarlo. Como todo lo que sientes y piensas. No importa, está bien. Aunque estaría mejor que lo sacaras. Lamentablemente no quieres preocupar a nadie ¿cierto? Eso también está bien. Aunque debes pensar en ti antes que en los demás. Pero al principio te será imposible. Eres muy buena e inocente que no puedes ser egoísta. Ojalá lo consiguieras. Todo sería más fácil. Pasa más tiempo con tu abuela. En unos años la vas a extrañar mucho. Platica con ella. Que te aconseje. Que te haga reír y tú hazla reír mucho. Pasa todos los domingos a su lado y el mayor tiempo posible. La vas a extrañar mucho. Es muy raro de pronto ir a otra escuela ¿verdad? Otros compañeros, otros maestros. Nadie transmite confianza. Y no quieres que nadie sepa que estás triste pero tampoco tienes ganas de hablarles porque se ven muy tontos. Aprende todo lo que puedas. Pon mucha atención a las clases. Déjale de hablar a las niñas que se burlan de ti. No le pases la tarea a nadie. Está bien decir "no". Está bien si no sacas 10 en todas tus calificaciones. La maestra con cara de bruja mala es muy mentirosa y sólo quiere hacerte sentir mal. No le hagas caso. Sólo quiere que te preocupes demasiado en sus exámenes. No se merece que te haga un trauma por decirte que estás reprobada, no le creas, vas a llorar mucho si le crees. No llores en el campamento. Tus papás están bien. Tu hermano está bien. Sólo será una noche fuera de casa pero te vas a divertir mucho. Cómete todos los dulces que encuentres en el juego de tesoros escondidos antes de que los quieran repartir entre todos tus compañeros. Cómetelos todos. No importa si no te sabes el juego del liguero, juega con las niñas. Si te hacen sentir mal por no saber jugar, vete de ahí. No te tomes en serio los comentarios de tus tíos solo quieren reírse un rato. No llores. Si ves a papá abrázalo mucho. Ya sé que sientes que no te quiere porque casi no te ve pero sí lo hace. Muy a su manera pero lo hace. Ya sé que no te lleva a papuchi, que ya no te da vuelo en los columpios, que ya no se sube contigo al carrusel, pero créeme, sí te quiere. Juega. Juega mucho. Con tu hermano, con tus compañeros, con tus amigos. De vez en cuando haz trampa. Escóndete muy bien cuando juegues a las escondidas, no importa si te mueres por hacer pipí, vas a poder aguantar te lo juro. Tus barbies son las más hermosas del mundo después de ti. Cuídalas mucho a ellas y a todas sus ropitas y cositas. No dejes que nadie desarregle tus barbies porque son tu mayor tesoro. Bebita hermosa, no dejes que nadie decida nada por ti. Ni el dulce que quieres, ni el juego que quieres, ni el vestido que quieres. Eres una nena hermosa e inocente que algún día va a obtener ella solita absolutamente todo lo que se proponga. ¿Está bien? Sé que todo se ve raro, que te sientes rara. Sé que te sientes muy diferente a los demás y que no sientes que perteneces a ningún sitio. Sé que te sientes sola alrededor de mucha gente. Pero a pesar de todo tienes que seguir. Tu mayor competencia siempre serás tú, bebé. Lo más importante aquí eres tú. Todos te quieren mucho porque eres un angelito que se porta muy bien. Estoy muy orgullosa de tus buenas calificaciones y tu buen comportamiento. Bueno, nada más se te escapó una vez. Pero esa niña llorona se merecía esa cachetadota que le metiste. Ups. Sólo ocurrirá esa vez, te lo prometo. Tú sabes que la violencia nunca arregla nada y nunca será opción, ¿verdad? Sólo esa vez. Eres lo que más amo, mi niña. Y no te preocupes, a pesar de que tantas personas te hagan sentir mal tú nunca vas a perder ese corazonsote que te cargas. Y esa bondad y alegría. Nunca dejes de sonreír porque así te ves más bonita incluso sin tu vestido favorito. Juega. Juega mucho y disfruta de tu niñez. Ya después comprenderás lo demás.
domingo, 30 de agosto de 2015
Necesito
Me estoy dando cuenta de que me guardo muchas cosas. Que aquí dentro soy una y por fuera totalmente otra. Que no se me notan las cosas que quiero ni por las que sueño. No se me notan las ganas que tengo de comerme el mundo ni lo orgullosa que no estoy de mí. No se me nota nada. Siempre tengo sueño. Siempre estoy cansada. Necesito cambiar cuanto antes pero como siempre, no sé cómo empezar. Necesito que se me note que soy feliz. Porque de verdad lo soy. Que aunque tenga muy poco tengo lo suficiente y para mí hasta me sobra. Quiero ser ambiciosa. Concreta. Honesta con los demás y sobre todo conmigo. Necesito moverme. Necesito cambiar mi presente. No me cae el veinte de que si yo no muevo un dedo nadie más lo hará por mí. Necesito sentir que sirvo para algo. Sentir que amo mi carrera y no no rendirme por pendejadas. Respetar a los demás, sus creencias, gustos y puntos de vista, y sobre todo los míos. Necesito respetarme. Y perdonarme por todo lo que un día hice hacerme. Me obligué a pasar por cosas que no eran necesarias. Y ahora tengo la experiencia. Pero no el perdón. Necesito recuperarme. Me necesito. Y más que nunca. Recordarme el motivo por el que estoy luchando, viviendo, aguantando toda esta mierda. Dejar de pensar que lejos de todo estaría mejor. Que sin mí todos estaría mejor. Afrontar la realidad y de una vez por todas quererme. Y quererme bien. Más que cualquier otra persona podría. De verdad necesito cambiar mi forma de ver al mundo. La vida. Y sobre todo a mí.
miércoles, 17 de junio de 2015
¿Por qué?
Ya basta de sentirme patética, de tener la necesidad de pedir perdón por todo, de creer que todo lo que hago está mal, de sentir que no soy lo suficientemente buena para algo. Yo sé que todo esto probablemente nazca en mi mente y que nadie, por más que traten, me puede hacer sentir mejor. No sé ni siquiera exactamente qué tengo así que no sé cómo podrá quitarse. Lo que sí sé es que me siento muy cansada. Muy agobiada de mis tantos pensamientos. Profundos y crueles pensamientos. Me gustaría tener un presente muy diferente a este. Dejar de pensar que el futuro siempre será un lugar mejor y empezar a disfrutar el hoy. No sé cómo. No sé qué hacer. No sé qué me pasa. No sé qué necesito para estar bien. No sé qué me falta para dejar de sentirme vacía. Ojalá nada me afectara tanto. Ojalá nada me consumiera. Pero soy tan débil que cualquier cosa puede inmediatamente tener poder en mí incluso si no se lo propone. Todo me pone nerviosa. Todo me irrita. Todo me aburre. Con nada estoy conforme. Lo que veo al espejo no es lo que quiero ver. Ni tampoco cuando me asomo a mi interior. Nada en mí está bien. Quedan puros vacíos casi imposibles de llenar. Puras cicatrices que no sanan. Un extraño dolor que ya no se quita ni con alcohol y cigarros. Ni con besos de desconocidos. Ni buscando miles de distracciones. No. Va más allá de todo eso. He llegado hasta al patético pensamiento que ya no tiene sentido vivir. Pero también he pensado en que pude haber muerto ya y por alguna razón no lo hice. No he muerto a pesar de tener posibilidades. He estado en un río con la corriente tan fuerte que fácilmente pudo llevarme con ella y no regresarme nunca más. He estado a unos centímetros de que un carro me arrolle y fácilmente echarme a volar unos metros y no despertar. Y no. Por alguna extraña y puta razón no he muerto. Y no sé cuándo lo haré. No sé qué es lo que le detiene a este mundo para dejarme ir. Tengo que encontrar el motivo por el cual sigo aquí. Alguna misión, vaya. Pero cómo voy a saber si me la paso todo el día encerrada. Cómo voy a saber a qué vine al mundo si ni siquiera puedo estudiar la profesión que me apasiona. Cómo voy a seguir luchando por lo que quiero si la persona que más debería de creer en mí no lo hace. No lo hago. No me creo capaz de nada. Porque sé cómo soy. Sé qué tan nerviosa me pone todo. Todos ven un potencial en mí que yo no puedo ver. Todos creen que puedo lograr miles de cosas y puedo tener éxito en lo que quiera pero no sé cómo creerles. Y estoy cansada de quedar como pendeja con mis inseguridades. Porque eso son, pendejadas. Ya estoy bastante grandecita. Estoy por cumplir 19 años y aún no me siento un adulto ni una mujer capaz de valerse por sí misma. Me muero por ser independiente. Y sé que este escrito no lleva a ningún punto en concreto. Pero justamente así está mi vida. Sin un punto al cual llegar. Ninguna meta. Ni fe. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo viajar a todos los lugares que quiera? ¿Por qué no puedo ser sana, alimentarme correctamente, hacer ejercicio? ¿Por qué no puedo madurar? Lo que más me duele de todo es todas las veces que me he decepcionado. Porque uno puede decepcionar y olvidar actos de otras personas. Y recuperar la confianza. Pero, en uno mismo ¿cómo? ¿cómo me perdono a mí todo lo que me he hecho y lo que no me atreví a hacer? ¿Cómo me perdono los miles de insultos que le grité al espejo? ¿Cómo me hago entender que soy lo suficientemente buena como para lograr lo que me proponga y que no necesito de la aprobación de pinches nadie para hacer lo que me de mi puta gana?
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Gracias por tomarme de la mano.
Creo que desde que terminamos hoy ha sido el día en que más te he extrañado. Lo más raro es que durante el día casi no pienso en ti pero en la noche cuando salen los recuerdos y lo que uno necesita inconscientemente, apareces tú. Sin que yo quiera pensar en ti. En mis sueños. Sin más que para recordarme que ya no te tengo a mi lado. Todos se preguntarán ¿pues, qué extrañarías si no eran constantes sus momentos juntos? No han de comprenderlo nunca. Aquellos tiempos, ratitos, horitas fueron nuestros. Sólo de nosotros, es por eso que nadie lo entiende. Tal vez busquen la manera de entender pero realmente no pueden ¿porqué? porque simplemente ellos no lo vivieron. Pueden dar un punto de vista desde su perspectiva pero ellos no estuvieron ahí la primera vez que me besaste. Ellos no estuvieron ahí todas las miles de veces que me hiciste reír. Nadie vio la manera en que se conectaban nuestras miradas y no existía otra cosa más hermosa que el sólo hecho de mirarnos a los ojos. Ay Dios... tus ojos. Hasta casi puedo recordar el número de pestañas que tienen. El movimiento de tus cejas en tu intento de ser arrogante. Tu sonrisa de ladito cuando quieres parecer serio y no te quieres reír. El tono de tu voz cuando me pedías que cayera rendida en tus brazos. Todos y cada uno de tus besos. Tus millones y distintos besos. Cuando estábamos juntos podíamos apreciar al mundo y al mismo tiempo no existía nada más. Estábamos juntos. Nada más importaba. Todo era irrelevante. Pude comprender muchísimas cosas gracias a ti. No sólo te ame como hombre, sino sobre todo, te amaba como persona. Me enamoré de esa persona sencilla y frágil. Que aunque por fuera pretende que nada puede derrotarlo (y en realidad es así) yo sé que hay cosas que son tu debilidad. Yo sé que aunque aparentes que no pasa nada eres casi tan sensible como yo. Y todo eso lo entendí sin que tú siquiera necesitaras explicarlo. Y nunca lo cuestioné. Porque me enamoré así, sin dudas de porqué eras así. A mí me pareciste perfecto desde la primera vez que te vi. Y sinceramente quiero agradecerte por tanto impacto que causaste en mi vida. Perdón por ya no tener fuerzas para seguir luchando por lo nuestro. Pero llega un momento en la batalla en que se acaban las municiones y no hay forma de no rendirse. Ya ni el amor que te tenía me parecía suficiente para usarlo de arma. Sólo espero que seas muy feliz, porque sé que de verdad lo mereces. Por mi parte hice lo suficiente para hacerte feliz y espero lo haya logrado. Nada fue en vano, mi amor. De nada me arrepiento. Te elegiría una y mil veces más. Gracias por las millones de sensaciones que me hiciste sentir. Gracias por las sonrisas. Las de ambos, por hacerme sonreír y por dejarme verte sonriendo. Gracias por caminar conmigo de la mano. Me hacía sentir que mientras no me soltaras nada malo podía pasarme. Gracias por el último beso. Gracias por el último abrazo, la última sonrisa. Sobre todo, quiero agradecerte que aunque tú no sepas tu simple presencia me salvó de muchas "yo" que sólo querían hacerme daño. Tú fuiste uno de los mayores motivos para que yo acabara con esas yo. Ya las maté. Ya no existen. En fin, gracias por tanto. Y espero que tengas una vida tan bonita como tus ojos.
domingo, 13 de julio de 2014
Me duelen los ojos de tanto llorar.
Qué agobiada me tienes, cansada, exhausta de tanto que no estés. Ya, ya creo que no puedo. No sé cuándo es que uno se da cuenta que no puede más. Pero creo que esto es lo más parecido. Sentir como que cada día te debilitas más. Que ya los recuerdos se van desvaneciendo poco a poco. Que hasta el aire a veces me duele y no me falta sino que me sobra. Me sobran la mayoría de las cosas cuando tú no estás. Qué horror estar tan así. Qué horas. Qué días. Qué vida. Me envuelvo en lágrimas de impotencia y desesperación. Ya ninguna letra que escriba me desahoga, ayuda muchísimo pero no es precisamente lo que necesito. Las letras no me van a traer tu presencia aquí. Las letras no van a hacer que me extrañes o que me quieras más. Realmente no pueden lograr nada. Es demasiado triste, porque a veces siento que es lo único que tengo. Todas estas letras que he escrito para ti. Lo que tú provocas desde hace más de un año. Demasiado o muy poco tiempo. Demasiado cuando creo que te he visto unas horas pero muy poco cuando quiero comerme el mundo ya contigo. ¿Porqué no me dejas hacerte feliz y de paso hacerme feliz a mí? ¿No crees que lo merezcamos? Tal vez yo soy la que no te merezco. Realmente tal vez sea eso. Me duelen los ojos de tanto llorar. Pero el dolor es casi nada comparado con cuánto me duele el corazón. O no sé qué sea, sólo se siente un profundo dolor en el pecho y uno lo percibe como que es el corazón porque es lo más lógico. Y es justamente el pecho el que se manifiesta cuando sientes mucho por alguien. Te veo y me palpita el corazón bastante rápido, como si quisiera salir emocionado a ver la razón por la que el cuerpo en el que habita se emociona tanto al estar frente a ti. Y es que pensándolo bien parece que nunca nada va a ser como uno lo espera. Nunca voy a verte a diario. Nunca conocerás a mi madre. Nunca será una relación de esas que caben dentro del término "formal". Porque no sé si me quieras formalmente. Yo siento tu amor muy a la ligera. Muy a destiempo. Porque yo te quiero siempre, aunque no sé si para siempre. Pero te quiero y es lo que importa. Y espero un día dejes de tener tantos peros y empieces a tener más tiempo para mí. Y sinceramente espero que no sea demasiado tarde. Aunque el demasiado está demás. Ya con el tarde, pues ya significará que ya no estaré para ti ¿no? ¿Ese día irá a llegar?

lunes, 7 de julio de 2014
Está lloviendo...
Está lloviendo. ¿Y sabes qué fue lo primero que pensé al ver el cielo repleto de nubes? ¿y que lo que menos se veía era el sol? En ti. Porque así estoy ahorita. Entre nubes, entre relámpagos, entre lluvia. Pero tú escondido como el sol. De que estás, estás. Pero nomas no te ves, pues. Exactamente así estoy. Soy simples gotas de agua, incolora, insípida, simples nubes frágiles, suaves pero que de pronto cuando ya no pueden más sueltan relámpagos. Sólo que mis relámpagos no asustan a nadie porque realmente no son capaces de dañar. Al menos no intencionalmente. Te quiero y te quiero muy aquí conmigo. Muy a mi lado. Pero mucho, pegadito a mí. Me muero de ganas de verte. Incluso más que otros días. No para de llover y es realmente hermoso pero muy triste. La lluvia te pone o muy triste o muy feliz. Y desgraciadamente (o afortunadamente) hoy escogió la primera opción. Quiero que estés conmigo y perder la noción del tiempo. No que pierdas la noción del tiempo cuando no estás conmigo, como generalmente lo haces. Quédate conmigo. No pienses en el examen que tendrás mañana. No pienses en nada más. Que no exista nada más que nosotros dos por un instante. Sólo eso te pido ¿es demasiado? No quisiera exigirte más de lo que puedes (quieres) darme. Es sólo que te adoro tanto que después de tantos días sin ti me es casi imposible no ponerme triste de tanto que te extraño. No necesito explicaciones, yo sé o al menos trato de comprender lo ocupado que estás. Sólo quiero que estés bien. Ya tendrás tiempo de estar junto a mí.
martes, 1 de julio de 2014
Debí...
Cuántas cosas debí haber hecho y otras tantas que no debí. No debí haberme quedado callada. No ante tan hermosos ojos. Pero quién puede decir más de 5 palabras cuando frente a ti está la persona más maravillosa que conoces. El que más quieres, el que más aprecias, el que más te gusta. Por el que harías de todo. Debí haberte tomado de la mano y decirte te quiero, decírtelo mil veces hasta que te aburrieras y me callaras con un beso. Debí mirarte más la mirada. Debí evitar que tu mirada me pusiera nerviosa e intentar simular mirando los árboles o las estrellas, o los simples alto de las esquinas. Debí acariciar tu piel durante más tiempo. Debí leerte mil poemas y muchos más que mil. Debí admirar con más exactitud tu aroma para nunca olvidarlo. Debí cantarte cada vez que me lo pedías y no morirme de vergüenza ni esconderme en mi felicidad de lo sencillo que es estar junto a ti. Me arrepiento, me arrepiento. Me arrepiento de no haber disfrutado más, mucho más, cada pedacito de ti. Cada trocito que me he robado o tú me has regalado, quién sabe, pero que de alguna manera obtuve de ti. Amo cada parte de tu rompecabezas. No importa qué tan difícil sea a(r)marlo. No hace falta comprenderlo. Sólo admirar lo sublime que es.
lunes, 9 de junio de 2014
Te adoro, pedazote de mi vida.
Perdón. Perdóname por lo que no sabes que iba a hacer. Y por la misma razón, no sabrás de mis disculpas. Pero quiero escribirte mi perdón. Aunque no lo leas. Lamento haberme sentido sola. Tan sola. A pesar de tu tan grande amor. Perdóname por haberme sentido así. Y por haber dudado de ti. Y como te dije ayer, por más que te alejes o pase mucho tiempo sin ti yo sigo sintiendo lo mismo cada vez que te veo. Y no quiero que esto termine. Que terminemos. No, no y no. ¡¡¡No puedo creer lo que te iba a decir!!! Iba a renunciar a ti, ¿te das cuenta? Estuve a punto de darme por vencida, pero ¿sabes qué me detuvo? Tu sonrisa. Tu mirada tan en mí. Tu simple presencia. Y te miré así, tan guapo, tan chaparro, tan diáfano, tan, tan, tan... tan tú. No sabes lo feliz, y sobre todo, agradecida que estoy por no haber cometido ese error. Ese grave error. Que hasta me parece error por el simple hecho de sólo haber pensado en ello. ¡Qué locura! Pero me alegra haberte visto. Y haberme dado cuenta de lo que pude perder. Me alegra que estés tan conmigo. Tan queriéndome como tú sabes querer. Me alegra que por sobre todas las cosas aún estemos juntos. A pesar de la distancia, del tiempo, aquí seguimos. Me encanta que seas mi mejor amigo, mi compañero, mi novio, mi cómplice. Qué digo mi cómplice, mi todo. Lamento haber dudado tanto. Es una falta de respeto después de todo lo que hemos pasado juntos. Perdona. Lo nuestro merece respeto, ¿sabes porqué? Porque es de las cosas más maravillosas que he vivido. Y no quiero que se termine. Ni loca quisiera que esto acabara. Que nuestros caminos se tornaran para cada quién por su lado. No quiero. No quiero dejarte. Eres mío. Tan mío como tuyo. Eres nuestro. Mío y tuyo. Libre, libre como el viento. Puedes ser lo que tú quieras, mi amor. Nada más déjame quererte. Déjame no arrepentirme de nada. Te adoro, pedazote de mi vida. No te me vayas. Por favor. Y gracias por dedicarme tal tiempo. Gracias por permanecer, por existir, por ser. Por más difícil que se ponga el camino, ésto, apenas comienza. Y no te quiero prometer un "para siempre". No me gustan las promesas. Tú mereces hechos. No simples promesas que pueden ser borradas de la arena. Gracias por tu tiempo. Gracias por tu simple y sencilla manera de quererme.
jueves, 5 de junio de 2014
Discúlpame, pero qué ridículo.
No soy tu princesa, ni tu reina, ni tu bebé, ni tu vida, ni tu amor. Ni soy tantita tuya siquiera. Y sinceramente ya no sé si quiera ser tuya. Porque pertenecer es completamente. Y como ya lo he escrito un montón de veces, tú eres más a medias que a patadas. Ni a fuerzas, ni a mentadas de madre, de ninguna manera te entregas completamente. No sé si a otra cosa si te entregues, algo que te apasione de verdad como para chingarte haciendo eso toda la vida. Pero por lo menos por mí, no siento que te entregues al 100%. Pero es que no la chingues, ni siquiera lo intentas. ¿Qué tal si te hago el hombre más feliz de la existencia? ¿qué tal si dejaras de ponerme tantos peros y comenzaras a ponerme alegre a cada amanecer? La verdad es que por más que digan que no esperemos nada de nadie, de ti si esperaba por lo menos un poquito. Un poquito de ti. Y esperé y esperé. Y creo, no estoy muy segura, pero creo que sigo aquí. Esperándote. Esperando a que pase algo. Que nos pase. Que pasemos. Que seamos y no dejemos de ser. Quiero que volemos juntos, pero uno no puede volar con las mitad de las alas ¿o sí? Anda pues, dame las alas completas si me las vas a dar. O mejor no me des nada. Pero no me dejes así a media rama del árbol más alto. Yo quiero echarme a volar y tal vez tú sólo quieres echar raíces. Quisiera saber a qué chingado le tienes miedo. Tal vez sea a que yo te lastime. Pero qué ridiculez. Por más intenciones que yo tenga de destrozarte no podría. Tan sólo mírame. Sigo siendo la niña frágil, inocente, que no es capaz de lastimar a propósito a un ser ni aunque se lo proponga. ¿A ésto le tienes miedo? Discúlpame pero, qué ridículo. Ya me tienes bien cansada. Y ya no sé si me tienes. Pero aquí estoy, y seguiré. No sé si contigo, no sé si sin ti. Seguiré y no me voy a detener ni por ti ni por nadie. Porque a mí si me tengo. Y sí estoy segura de que quiero hacerme feliz. Y de todo lo que me merezco y de lo que soy capaz por mí. Justo de lo que nunca estuve segura de ti. Pero está bien, tus razones tendrás. Y lo que decidas, siempre te voy a desear lo mejor. Y de todo corazón espero que algún día te entregues hasta los huesos a alguien. Alguien que valga la pena, por su puesto. Y no tanto la pena, más bien que valga la alegría. Porque tú vales millones y no me gustaría que estuvieras a lado de una persona que no te merece. Eres mucho. Eres todo. Eres tanto que a veces pareces irreal. Pero eres, definitivamente eres. Gracias por tanta realidad. Y por tantas dudas también. Todo pasa por algo. Y si tú me pasaste, fue por una buena razón.
domingo, 20 de abril de 2014
Me tienes.
Estoy triste. Y ya cuando un amor me pone triste ya no lo quiero igual. Comienzo a quererlo de esa manera. Triste. Y ya sin esperanza. Sin fe de que algún día llegue a quererme de la misma manera en que yo lo quiero. Y llegue a mirarme con los ojos que yo lo miro. Dicen que si alguien no te quiere como tú quieres que te quiera no significa que no te quiere con todo su ser. Pero quién sabe. Cómo he de asegurar cuánto me quieres si cuando lo dices siento que no te nace. Que lo dices porque yo lo digo. Y todos los "te quiero" que te digo ya se escuchan demás. Como que sobran. Como que no hacen falta porque tu a mí ya no. No sé si seguir luchando. No sé porqué deba seguir luchando. Si por salvar que nuestro amor no se termine. O por que vuelva a surgir. Qué tristeza. Qué soledad. Me inundan la mirada y no lo puedo evitar. Quiero saber de qué manera me quieres. Si es a tu manera quiero saber cuál es. Me tienes muy cansada de escuchar todos tus silencios, de sentir todas tus ausencias. De vivir con una imagen de un amor que quizás ya no. Pero me tienes. Y no sé cuánto tiempo más podré sobrevivir a estar así. Contigo y sin ti.
miércoles, 16 de abril de 2014
Nada es suficiente porque nada se compara.
Finalmente te vi. Y te miré. Y no sé si te observé porque me estaba dedicando firmemente a concentrarme para luego no perder el control. Contemplé tu esencia otra vez. Pero tal vez no como a mí me gusta. Tal vez no como me ha encantado. Te miré pero de una manera más inocente. Más sumisa. Y casi no me sentí yo. Y ese fue el problema. Que casi no era yo la que estaba ahí a un lado de ti. Y quiero estar. Y quiero ser. Y quiero sentir(te). No me parece suficiente con mirarte a los ojos. Mirarte con mis ojos que brillan. Y brillan nada más por ti. Y si brillan es porque todo lo que me haces sentir es sincero. Y con eso debería de bastar. Con mirarte a los ojos y que tú los leyeras. Y descubrieras que te amo sin que yo tenga que abrir la boca. Que la pura mirada te bastara. Que el rose de mi piel fuera suficiente. Mis manos en tu cara y pasarte tantita de mi alma en un beso. En un beso largo, tierno y dulce. Sin que pierda lo pasional. Y prestarte toda mi atención cuando hablas. Porque de verdad son temas de mi interés. Es como volar juntos. ¡Pero, no! Nada de eso es suficiente. Debería serlo pero no lo es. Me faltan millones de cosas por decirte. Pero no puedo. ¿Cómo decirte "te amo" si lo que siento, tal vez, es aún más que eso? ¿Cómo? Si me haces sentir millones de cosas. Que no creo que se resuman en un par de palabras. Son sentimientos que no se limitan. Que son libres como aves. No puedo resumirlos. No puedo decirlos. Es demasiado. Te amo. Te amo. Te amo. Y te amo como nunca había amado a alguien.
domingo, 13 de abril de 2014
Pensar en usted todo el chingado día cansa mucho.
Ayer tenía toda la ilusión de volver a verle. No sé qué está esperando, a que me aleje o a que le ame más. Pero así no se hacen las cosas. Porque usted ni siquiera las hace. No sabe cuántas ganas tengo de observarle. De nada más quedarme quieta contemplando su diáfana presencia. Pero para usted hay algo más. Hay mucho más antes de que yo le mire. Para usted existen cosas, muchas cosas antes que dejarme mirarle. Ojalá fuera así para mí. Ojalá yo pudiera preocuparme por cientos de cosas antes que usted. Ojalá no me doliera tanto la distancia que existe entre los dos. Pero no puedo. No puedo evitarlo. No puedo evitar ponerlo como prioridad ante muchas personas. A veces hasta antes que yo. Y sé que es una falta de respeto hacía mí. Pero ¿qué hago si a lo único que me dedico es a amarle? A pensar en usted todo el chingado día. Y nada más pensar en usted, porque verle, eso sí está difícil. Ojalá me viera con los mismos ojos que yo lo veo. Me amara con la misma intensidad con la que lo hago yo. Estoy dispuesta a hacer todo por usted pero ¡déjese! ¡déjese amar con locura, abra el corazón! Que así yo no puedo. No me ayuda, oiga. Ponga de su parte y verá cuán feliz soy capaz de hacerlo. Le amo bastante. Lo necesario como para aguantarle todo lo que le he aguantado y mucho más. Porque así me gusta amar. Intensamente y con locura. Que así es la única manera de amar verdadera.
lunes, 17 de marzo de 2014
Enamorada de un alien.
Un día alguien me dijo "algún día te va a aburrir y lo vas a dejar". Y hasta hoy, sigo esperando el día en que me aburra. Pero cada vez que lo veo, que lo miro, que lo contemplo hay algo nuevo que me hace que me enamore más. De verdad que anhelo el día en que me aburra. Pero ¡carajo! ese hombre está lleno de sorpresas. Y cómo aburrirse si nunca sabes qué traerá hoy. O de qué hablará. Nunca espero nada de él porque sé que nada es como me lo imagino. Y me he imaginado tantas cosas junto a él. Y es lo divertido. Que hace las cosas más inesperadas. Por eso es tan increíble. Es como algo fuera de este mundo. De este mundo tan rutinario y cliché. Por eso me encanta. Porque es de todo menos normal. Es de las cosas más raras y extrañas que conozco. Y que por alguna razón me enamoré de él. ¿Sabes? Creo en que el destino tiene escritos ciertos caminos a elegir. Y tú eres el que elige por donde irte. Tú eliges lo que crees más correcto para ti. Lo que te hace feliz. Aunque muchas veces a los demás no les parezca lo suficientemente bueno. Pero ¿qué importa? ¿De verdad debe de importar lo que los demás piensen? No creo. Y mucho menos hablando de amor. Del verdadero amor. Definitivamente, estoy enamorada de ti. Me tienes loca. Y ojalá ésto dure así de loco y raro por un buen tiempo.
martes, 11 de marzo de 2014
Miedo.
¿Nunca te ha pasado que tengas miedo
de perder a alguien que aún ni siquiera tienes? Ese miedo de que de un instante
a otro todo se vaya a la mierda y ni siquiera comience. De echarlo todo a
perder. Eso es lo que tengo. Pavor de que pase un segundo y tú ya no me
quieras. De que decidas marcharte y me dejes sin nada. Y me quede vacía. Y que
hagas como si nada hubiera pasado. Y que yo no pueda olvidarte y tenga que
sufrir por cientos de días otra vez por alguien. Y no. Yo no quiero eso para mí
de nuevo. Yo no lo merezco. Y por eso tengo miedo de ser otra vez la que pierda.
De ser la que siempre de más de su parte y que al final sea la estúpida que
siempre quiso más. No, así yo no quiero. Quiero que las cosas sean justas.
Quiero que te mueras por mi tanto como yo lo hago por ti. Quiero que todo sea
equivalente y proporcional. Quiero que seas capaz de hacer las mismas cosas que
yo haría por ti.
Y se me hace tan pendejo...
Lo único que quiero es saber
que eres feliz. Aunque eso signifique alejarme y que ya no sepas nada de mí. Te
mereces a una mujer decidida, segura, que sepa lo que quiere. No a una niña que
llora por cualquier ridiculez. Y quién sabe si alguien más sería capaz de
aguantar lo que he aguantado. Y no ha sido mucho, precisamente porque casi no
te veo. Y me tienes cuando quieres. Y se me hace tan pendejo. Y me siento tan
pendeja. Se me hace tan pendejo haberte visto 15 o 20 días de 293 que llevamos
siendo lo que somos. Si es que somos algo. Y se me hace tan pendejo no saber ni
lo que somos. Y llegar a creer que no me quieres por solo dejarme llevar por lo
que dicen los demás. Sus estereotipos y reglas patéticas que implica la absurda
sociedad. Pero tirarle mierda a la sociedad es muy cliché. Pero en fin. El
punto es que podríamos ser lo que nosotros quisiéramos. Porque amor nos sobra.
Pero no sabemos cómo aplicarlo. Podríamos serlo todo. Podríamos ser.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)